Huella ecológica del hombre
La huella ecológica es una medida indicadora de la demanda humana que se
hace de los ecosistemas del planeta poniéndola en relación con la capacidad
ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Representa el área de
aire o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o
ecosistemas acuáticos) necesarios para generar recursos necesarios y
además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de
acuerdo a su modo de vida en específico, de forma indefinida. El objetivo fundamental
de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el
planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la
biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para
sostenibilidad.
Todos los seres humanos, plantas y animales del
planeta requieren de alimento, energía y agua para crecer y vivir. En el caso
del hombre, la cantidad de recursos que utiliza depende de su estilo de vida.
Al consumir recursos de forma
irracional, como puede ser a través de un uso inadecuado del agua, la
utilización de numerosos aparatos eléctricos, el uso excesivo del transporte
privado y de los envases de plásticos; da lugar a una reducción de la
superficie de bosques, praderas, desiertos, manglares, arrecifes, selvas, y la
calidad de los mares del mundo. Al impacto de una persona, ciudad o país, sobre
la Tierra, para satisfacer lo que consume y para absorber sus residuos, se
conoce como huella ecológica. En las zonas rurales, donde usan poco agua y
pocos aparatos eléctricos, se alimentan de sus siembras, viajan a pie o a
caballo, usan menos envases de plástico y producen menos basura, tienen una
huella ecológica pequeña. La huella ecológica es muy desigual, como ejemplo
tenemos las 0,9 hectáreas para un indio, 9,7 hectáreas si vives en EE. UU. y
5,7 hectáreas en el caso de los españoles, siendo España el duodécimo país con
mayor huella ecológica en el planeta.